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Las universidades católicas de Europa, en favor del pacto educativo global

2 de noviembre de 2022 - General

Del jueves 20 al sábado 22 de octubre, el Ateneo Universitario Sant Pacià participó en la Asamblea General de la FUCE (Federación de Universidades Católicas de Europa y del Líbano). El encuentro, por primera vez, tuvo lugar en Tirana (Albania).

En la actualidad la FUCE consta de 60 centros universitarios asociados, que con una trayectoria muy notable desde el año 2004, cada dos años aproximadamente, se reúnen para compartir inquietudes, recursos y seguir entendiendo el lugar del mundo universitario en medio de la complejidad de hoy en día, así como facilitar la creación de un espacio que permita un mayor desarrollo académico y social, a fin de construir «un mundo más justo, más humano a la luz de la razón y de la fe cristiana» (cf .Plan estratégico de la FIUC 2010-2013).

 

Acciones educativas para reforzar las propuestas del Evangelio

Este año el encuentro se inauguró con las palabras del cardenal Vicenzo Zani sobre «El pacto educativo global», y continuó con las aportaciones y testimonios de otros miembros de la FUCE, que profundizaron sobre las cuestiones contemporáneas de mayor interés en el contexto europeo actual, a saber, la existencia y necesidad de espacios de diálogo interreligioso en el mundo universitario, el reconocimiento de la presencia de discursos contra-ideológicos potenciados por gobiernos e instituciones hostiles en la propuesta humanista del evangelio, la importancia de una verdadera sensibilización en favor de la solidaridad y el diálogo entre las nuevas generaciones, y la dramática situación política de Ucrania que ocupó un lugar muy preeminente en los debates posteriores.

Los debates posteriores consolidaban la importancia de no desfallecer en la propuesta convencida de aquellas acciones educativas que fueran una apuesta clara para reforzar las opciones nacidas del propio Evangelio, y por tanto, que favorecían la dignificación de la persona humana, a la vez que se aceptaba con humildad que las prisas en el mundo de la educación no son la mejor alianza ni para quienes imparten un conocimiento, ni para quienes lo reciben. Ambas actitudes, convicción y paciencia, venían a ser vertebradoras de los diversos proyectos y programas académicos que en la actualidad se convierten en una pequeña, pero significativa, semilla evangelizadora.

 

Preocuapción por Ucrania

La situación de Ucrania ocupó la centralidad del debate. Este escenario del presente se entendía no como algo lejano, sino todo lo contrario, verdaderamente problemático en cuanto al crecimiento y expansión de ideologías permisivas con la violencia. La guerra ha alcanzado cierto grado de normalización y aceptación resignada en algunas zonas distantes al conflicto armado. Es entonces cuando los retos de una educación por la paz, el perdón y la reconciliación aparecen como tristemente distantes, lejanas y casi inalcanzables. Se apelaba, por ello, a la buena práctica del trabajo en red para combatir con firmeza cualquier atisbo favorable a la cultura del abuso y de violencia, sin dejar de lado la importancia del apoyo económico para poder mantener programas educativos en favor de la paz, especialmente entre los jóvenes más frágiles.

Una sociedad libre y educada no es un lujo, sino una verdadera necesidad personal y social. La experiencia educativa, siempre compleja y apasionante, no es un proyecto inalcanzable o prometeico. Las universidades católicas siguen haciendo una elección concreta y decidida en favor de la paz, sin que ésta anule la diversidad cultural, y promueven en todo momento el fortalecimiento de la inteligencia, la conciencia y la libertad de las nuevas generaciones, una opción inexcusable para ese «Pacto educativo global» que el papa Francisco ha impulsado recientemente.

 

Texto: Dr. Daniel Palau